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jueves, 21 de noviembre de 2013

Por un futuro

Nuria Barbosa León, periodista de Granma Internacional y Radio Habana Cuba
- ¡Habla perra!
Un grito y un golpe seco al mentón, acompañan la frase. Damaris la convierte en resorte para alejarse de aquel local maloliente, con paredes oscuras y destilando sangre por cada una de sus grietas.
Su torturador, escondido detrás de una lámpara incandescente, enfurece ante el silencio. Los golpes llegan a la presa, atada de manos y pies, escasas ropas y descalza. No sabe en qué momento dejó de sentir dolor y cómo su boca ni siquiera se quejó.
Su cabeza pudo vagar fuera del lugar. Primero vio a su madre esquelética, ya casi moribunda en aquella casa improvisada de las afueras del estado brasileño de Maranhao. Esa imagen del rostro hambriento de quien le dio la vida, allí en un espacio pequeño rodeado de miseria, hijos desnutridos y enfermedades.
Su mente se trasladó a la infeliz infancia que la convirtió en sirvienta de su madrastra con nueve años de edad y escapó de su casa en la década de los 50 en busca de un trabajo para desatarse del yugo familiar.
En la fábrica textil conoció a Antonio quien la condujo en los avatares de reuniones, tribunas, líderes, protestas y huelgas. Allí abogó por el derecho de la madre trabajadora para prolongar el tiempo de amantar a los lactantes que eran cuidados en la guardería de la textilera.
En su labor como dirigente obrera conoció las favelas de Sao Paulo, y llenó de esperanzas a las familias, convenciendo de que una vida fuera de la delincuencia, el alcoholismo, la drogadicción y la prostitución es posible. Sólo se necesita luchar por el cambio social.
Antonio, discapacitado por la pérdida de visión ante la falta de tratamiento médico, le propuso un matrimonio ligado al amor y la trinchera. Así la pareja vio morir a su primer hijo sin apenas alcanzar el primer año de vida por falta de recursos para adquirir medicinas.
En aquella habitación de olores confusos, sangre en las paredes y huellas de gritos, cuanto más el verdugo golpea preguntando nombres y direcciones, ella se aferra a una fuerza ideal provocada por los recuerdos de sus otros cuatros hijos, quienes crecieron en las protestas callejeras por defender las vidas miserables de los trabajadores de Brasil.
De ahí que en la década de los 60 fundaran la organización Vanguardia Popular Revolucionaria y se juntaran para estudiar obras políticas, conversar de las revoluciones en el mundo y ligarse al socialismo como faro.
La noche del 20 de febrero de 1970, la casa resultó invadida por la Policía de la Fuerza Pública del estado de Sao Paulo, acribillaron a balazos al esposo delante de los hijos, decomisaron las armas del movimiento, los documentos y todo el dinero. A Damaris la sacaron encapuchada, arrastrada a empujones y alaridos.
Después de los interrogatorios, sus compañeras de celdas la arroparon con sus propios cuerpos para que las heridas no se infestaran y lloraron ante la impotencia de ser vejadas.
En 28 días, un indulto tramitado a través de Japón la llevó a reunirse con tres de sus hijos en México, para luego vivir en Cuba por diez años.
Hoy la anciana Damaris Oliveira Lucena, cuenta su historia porque sabe que servirá de ejemplo para conquistar el futuro.

martes, 22 de octubre de 2013

La Lotería

Nuria Barbosa León, periodista de Granma Internacional y Radio Habana Cuba
Desde que tuvo conciencia, Guillermo Elizalde Sotolongo, escuchó pedir a su mamá, todos los días, una casita en el pueblo.
Nacido en 1930, su infancia transcurre en el poblado Vegas, cerca de la ciudad de San Nicolás, de Bari muy próximo a Matanzas. Su padre, obrero en tiempo de zafra, en el central Gómez Mena devengó salario sólo tres meses al año. Los restantes despertaba temprano en las mañanas a buscar cualquier actividad agrícola en las fincas vecinas que le aportara unos centavos para su prole.
La madre de Guillermo parió diez hijos, cuatro de ellos murieron en el primer año de vida y los otros sufrieron el andar descalzo, refugiarse del frío tapándose con sacos de azúcar, comer harina con manteca, vestirse con las ropas remendadas donadas por otros y padecer los males sociales del capitalismo.
Al nacer en la casa, en manos de una comadrona, ninguno de los niños fue inscrito en el Registro Civil, sólo al cumplir los 18 años y con el propósito de participar en las elecciones tuvo en sus manos una certificación de nacimiento. Incluso hasta con error porque se adulteró el año de nacido para hacerlo mayor de edad.
Para obtener los alimentos en la bodega del pueblo, perteneciente a los dueños del central, la familia mantuvo una libreta en la cual sumaban los productos adquiridos a crédito que luego serían descontados del salario del padre al comenzar la molienda.
Este aferrado a la suerte del juego, siempre estaba detrás de una apuesta, que en muchas ocasiones le hizo perder hasta los pocos centavos acumulados para la comida de sus hijos. En ese momento de desespero las lágrimas brotaban sin compasión.
A la familia le llegó la felicidad cuando el vendedor de billete le informó que había ganado la lotería.
La noticia corrió rápido. La madre dio gracias ante sus imágenes religiosas y dijo que la habían bendecido. Se le notaba eufórica haciendo planes y renegando la pobreza vivida hasta esos días. Repetía una y otra vez de comprar su casita y de vestir a los muchachos con ropas lindas y nuevas.
Para los vecinos resultaba un acontecimiento, entre todos buscaron un cerdo para compartir y enseguida se planificó la fiesta.
El padre se vistió con la mejor camisa y salió al pueblo a cobrar el dinero. Regresó borracho, encima del caballo que lo condujo hasta la casa, unos pesos en el bolsillo y el deseo de seguir gastando en juego.

lunes, 23 de septiembre de 2013

Encuentro

Por Nuria Barbosa León, periodista de Granma Internacional y Radio Habana Cuba
Exceso de calor en los días 13 y 14 de junio de 2013. Centro de Convenciones de Cojímar en la capital cubana. Estudiantes de todo el país reunidos en el VIII Congreso de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU).
Pullover en azul, silueta de los mártires cubanos Julio Antonio Mella y José Antonio Echevarría, líderes estudiantiles de la lucha revolucionaria. Abanicos, alegría, chistes, bailes, cantos, energía.
Mochilas cargadas de criterios tomados en la brigada, discutidos en la universidad y activados en la provincia. Otros quedaron para ser solucionados en el lugar planteado porque ahí radica su solvencia.
Se anuncia el encuentro con un héroe de carne y hueso. Todos conocen la historia: hombre valiente que penetró en bandas armadas terroristas para desarticular planes guerreristas contra Cuba. Condenado a 15 años en un proceso injusto, en el cual se dictó sentencia para complacer a una mafia anticubana, que aspira convertir a la Mayor de las Antillas en una colonia y ser dueños de un pueblo servil.
René González, separado de su familia que supo decir a su esposa, Olga, que ante el enemigo no se derraman lágrimas. Patriota que por 13 años cumplió con dignidad en la cárcel un castigo que no merecía.
Celia Arañó Suárez, delegada por la facultad de Ciencias Médicas de la Isla de la Juventud, está entre los participantes. Ante ella la figura de un titán del siglo XXI, quien tomó el micrófono y con la sencillez de un cubano relató horrores, injusticias, violencias, vejaciones de las autoridades de un país sin escrúpulos, ni moral.
Los jóvenes mostraron agradecimiento, pero se sembró en ellos la semilla del valor, ese que permite vivir con limitaciones pero no perder la dignidad.
Luego de las preguntas, criterios y aplausos, hubo una cola como cualquiera de las que se hacen en Cuba. Esta vez sólo se quería saludar, estrechar la mano, plasmar un beso o posar en una foto, porque tener a un héroe delante es un acontecimiento único.

viernes, 13 de septiembre de 2013

Paso por la Argentina

Por Nuria Barbosa León, periodista de Granma Internacional y Radio Habana Cuba
Ocurre en julio, madrugada del 20. Una salida de La Habana con una temperatura superior a los 30 grados y una llegada a Buenos Aires con sensación térmica de menos dos. Camino en Ezeiza guiada por flechas, anuncios, luces y recorrido de pasajeros acompañantes en el avión con escala en Lima, Perú.

Banderas de Cuba y Argentina. Una voz dice: “Es ella” y un grupo de personas saluda con besos y presentaciones. Un café mañanero y diálogos previos con advertencias de una agenda muy cargada.

El día: un asado para celebrar el cumpleaños pospuesto de una amiga y para el domingo la primera cita: La Casona de Humahuaca. Algunas de las personas asistentes visitaron la Isla en algún momento de su vida, la pregunta latente y respondida entre todos: la prostitución en Cuba.

Segunda cita: Club español. Lugar de abrigo de la clase media-alta. Sorprende la llegada de Tati Almeira, una de las madres de Plaza de Mayo, quien aún busca a su hijo desaparecido. Fotos, firma de libro, charla, preguntas, respuestas y mucho deseo de indagar en una sociedad diferente. El próximo lugar visitado fue el gremio de Tesis XI, personas conocedoras de la ideología socialista y debate acerca del cambio social.

Continúan las actividades en el gremio de los taxistas de la capital de Buenos Aires. Los “Tacheros” descubren los desafíos de una Isla que desea construir el socialismo en una coyuntura dominada por la hegemonía imperialista, una crisis en Europa y una integración regional nunca antes vista. Hay mención a las bondades y defectos entre sistemas políticos opuestos.

Para el 25 de julio el encuentro se produce en CTA La Matanza. Trabajadores escuchan la historia del Asalto al Cuartel Moncada producido en 1953 y encabezado por Fidel Castro, más los vericuetos de un país dispuesto a morir por mantener su independencia a toda costa y todo costo. Aplausos ante la dignidad de los cubanos mantenida durante 50 años.

26 de julio, charla convocada por la CTA-capital, acompañada de la profesora universitaria Isabel Raubel. Memoria a los 60 años del Día de la Rebeldía Nacional y a la muerte de Evita Perón ocurrida en la misma fecha pero en 1952.

Para el 27 de julio, visita a la comunidad Parque Patricio, acompañada de entrevistas en Radio Sur y encuentro con docentes de un bachillerato popular. Júbilo por la entrega de escrituras de viviendas a moradores que construyeron sus casas gestionadas por una cooperativa comunitaria del Movimiento Territorial de Liberación (MTL).

Domingo 28 de julio, salida para Mar del Plata y primer encuentro en Casa Cultural Padre Mujica. Un tropiezo en el escalón hacia el escenario produce una caída estrepitosa con una herida en la ceja izquierda. Luego de los primeros auxilios, la charla. Posterior la necesidad de una costura de tres puntos en un hospital.

Para el 30 de julio, coloquio en el banco Credicoop de Mar del Plata. Momentos previos, entrevista en la radio y prensa plana. Regreso a Buenos Aires el 31 de julio.

El primero de agosto, conferencia en los Bachilleratos Populares del barrio Barracas y Constitución. Estudiantes ávidos de conocimiento por Cuba. Preguntas acerca de cómo acceder a una beca, migración, seguridad en las calles, legalización del aborto, el combate a las drogas, educación sexual en los jóvenes, sistema de salud, y otras. Jóvenes coreando consignas por Cuba y Argentina.

Corresponde a Ituzaingó el dos de agosto, recibimiento del encargado cultural del Consejo Deliberante. Encuentro que concluye con un intercambio cordial y música. Propuesta a otras visitas para la semana siguiente.

Se suspende el viaje a Puerto Madrin y Trelew. Se aprovecha para realizar otras presentaciones del libro que se inician el domingo cuatro en el bar La Dignidad y lo acompaña la trovadora Carolina Wajnerman. Compromiso para visitar la Villa 31.

El lunes cinco, recorrido por Ciudad La Plata, a dos horas de camino de Buenos Aires. En la mañana, entrevista, intercambio y diálogo con moradores del barrio Los Robles, quienes luchan por obtener la propiedad de sus casas. En la radio del lugar, llamada “Resistencia”, se ofrece una entrevista a los pobladores. La disertación versa hacia las condiciones de vida del lugar y las garantías sociales para los cubanos.

En la tarde, la visita corresponde al Instituto Credicoop. Plática recordatoria a los hechos ocurridos el cinco de agosto de 1994, momento de pleno período especial en que los cubanos decidieron continuar con la construcción del socialismo a pesar de la caída del campo socialista y el férreo bloqueo estadounidense. Presentación del libro dedicado también a los cinco antiterroristas cubanos condenados por alertar sobre acciones violentas contra su país planeadas por grupos contrarrevolucionarios radicados en La Florida, Estados Unidos.

Martes seis, recorrido por Villa 31. Lugar tomado para construir casas. Habita la marginalidad en condiciones muy difíciles. Intercambio con mujeres peruanas que cocinan plato típico y preguntan acerca de la educación en Cuba y la vida familiar. Visita a un comedor popular que brinda alimentos a unas 80 familias, una casa donde se alfabetizan bolivianas y un jardín de la infancia que cuida a los hijos de las mujeres que estudian en horario nocturno. La presentación del libro se realiza en Casa Invisible, proyecto cultural patrocinado por jóvenes deseosos del cambio social.

Al día siguiente se diserta en un bachillerato en la Comunidad El Palomar. Los jóvenes realizan una entrevista para la radio de la escuela. En la noche, se vuelve al lugar pero con el curso nocturno.

Aunque el día ocho no hay presentación del libro, se acompaña al editor Jaime Rodríguez a su chequeo médico en el Hospital Público Alejandro Posadas. Observación de las condiciones de un centro sanitario, intercambio con los pacientes y contacto con argentinas que laboraron como voluntarias alfabetizando en las comunidades e impartiendo el programa educativo cubano, “Yo, si Puedo”.

Para el viernes, la visita es a la isla Demarchi, Puerto de Buenos Aires. Reunión con los marinos que encaminan su lucha a evitar que los astilleros sean vendidos a monopolios, y el lugar se convierta en grandes edificios para multinacionales de las comunicaciones.

Luego el traslado al municipio periférico de Longchamps para indagar por el proyecto social Tatú, iniciado con médicos graduados en Cuba y donde intervienen otros jóvenes profesionales con el fin de brindar servicios a comunidades de difícil acceso. Visita a la villa 14 de febrero, lugar de tierras tomadas y construcciones de casas improvisadas. Merodea el dolor: frío sin mantas para taparse, mujeres con prole numerosa porque sus maridos prohíben utilizar anticonceptivos, tristeza en los niños, no hay ancianos y la comunidad lucha porque se le reconozca el asentamiento. Sin embargo, pulula la droga, la exclusión social, el oficio de miseria, el patriarcado y la discriminación. Allí –como en otras villas similares- viven las víctimas del capital.

Domingo de viaje hacia Bahía Blanca y lunes de contactos y coordinaciones. Martes de visita en un puesto médico barrial, un jardín de la infancia y disfrute de una murga, con intercambio con los participantes de ese baile popular. Concluye el día con el diálogo entre pobladores del barrio Bordeu.

Miércoles de mucha actividad. Encuentro con una decena de jóvenes desvinculados del sistema educacional y laborantes en la granja agrícola Los Tamariscos. También el intercambio ameno con adolescentes de una secundaria básica, ávidos de relacionarse con muchachos cubanos de su misma edad. La charla nocturna ocurre en el gremio de los trabajadores de telecentros locales quienes también grabaron imágenes para promover la visita.

Al día siguiente nos reciben trabajadores de un frigorífico tomado por los obreros del centro, quienes lo mantienen activo como cooperativa. Presidente efusivo que relata la historia del lugar y se propone expandir la victoria alcanzada. Por último: la presentación del libro en una facultad de la Universidad de Bahía Blanca y retorno para la capital bonarense.

El 16 de agosto, nos esperan en el Consejo Deliberante de Morón. Intercambio con las autoridades municipales y presentación del libro acompañados de las trovadoras Alejandra Ravinovich y Carolina Wajnerman.

Sábado de recorridos y visita al Museo Bicentenario. Domingo final en la Casona de Humahuaca, pizzas, cervezas y acuerdos de continuar las actividades entre personas con sentimientos hacia el cambio.

jueves, 18 de julio de 2013

Nuria visita Argentina

Agenda de Encuentros:

Julio:
Realizado por Nuria Barbosa de Leónº Día 21 – Encuentro en la Casona Cultural Humahuaca – 18 horas en Humahuaca 3508 – CABA.

º Día 22 – Café Literario, Club Español – con artistas invitados – 18 horas en Bernardo de Irigoyen 172 – CABA

º Día 23 – Encuentro con Tesis XI – 19,30 horas en Junín 165 - CABA

º Día 24 – Encuentro con Asoc. Taxistas de Capital – 19 horas en Lima 1875 - CABA

º Día 25 – Encuentro en CTA de La Matanza – 18 horas en Florencio Varela 2483 – San Justo

º Día 26 – Encuentro en CTA de Capital – con artistas invitados - 18 horas en Independencia 766 – CABA.

º Día 27 – Encuentro en Municipio de Ituzaingó – con artistas invitados – 17,30 horas en Mansilla 893 – Ituzaingó.

º Días 28 a 31 – Encuentros en Mar del Plata.


Agosto:

º Día 1º - Encuentros con Bachilleratos Populares del FPDS – 18 horas Constitución y Barracas – CABA.

º Día 2 - Encuentro con militantes y amigos del PI – 18 horas Luis Sáenz Peña 332 - CABA

º Día 3 - Encuentro-choriceada con amigos en Morón – 19 horas.

º Día 5 - Encuentro en IMFC La Plata – 18 horas en Calle 55 Nº 680, entre 8 y 9.

º Días 7 al 10 – Encuentros en Puerto Madryn y Trelew.

º Días 12 al 15 – Encuentros en Bahía Blanca

º Día 16 – Encuentro en el Salón del H.C.D. Morón – con artistas invitados – 18 horas en Brown 910 – Morón.

sábado, 13 de julio de 2013

Casa de cristal

Nuria Barbosa León, periodista de Granma Internacional y Radio Habana Cuba

La casa de San Dionisio No. 6-A en el reparto Celimar, cercano a las capitalinas playas del Este, responde al propósito de descanso de una familia aburguesada de la década de los 50.

El Chalet ubicado en la zona de playa, construido con ladrillos y placa cementada, tiene dos habitaciones, baño intercalado azulejeado hasta el techo, ducha y juego de cerámica blanca en combinación con los azulejos, garaje techado, pisos de baldosas en diferentes colores, cocina amplia y patios con frutales en exteriores para una buena sombra en los mediodías calurosos del trópico.

Estuvo abandonada al principio de la Revolución, sin tener dueños hasta que la ley de reforma urbana la asignó a una familia con carencia de vivienda, que luego la permutaron en la década de los ochenta.

Sus inquilinos la modernizaron cubriendo sus ventanas con cristales calobares, quitaron la cerca perimetral y levantaron una gran tapia cementada cubierta de arbustos para, que desde el exterior no se supiera lo que acontecía en el interior.

En la década de los noventa, la crisis del período especial hizo que las fachadas de las moradas vecinas perdieran su colorido y vistosidad pero ésta continuó con su esplendor.

A ella llegaron autos con placa de turismo, sus tapias fueron testigos de fiestas nocturnas, música a cualquier hora, muchachas bonitas entrando y saliendo, grandes bultos con cantidad de comida y bebida alcohólica, así como un clima social de dudosa procedencia.

Finalizando la década, los vecinos confirmaron sus sospechas. La policía en una reunión informó de la confiscación de la casa porque en ella merodeaba el negocio ilícito y fungió como sitio de citas para la prostitución.

Inquilinos de la zona hicieron gestiones para apropiarse de la casa, incluso hubo saqueos de sus juegos sanitarios, lozas de pisos y cristales exteriores, pero un día la familia de Lidia Leyva Morales se mudó con unos pocos muebles, un niño epiléptico y un esposo deseoso de trabajar. Se le otorgó como un bien de protección a familias con desventaja social.

Muy pronto los patios quedaron limpios de malezas, crecieron plantas y se confeccionaron jaulas de material reciclado para la cría de aves. No importó lo árido del terreno, salinizado y pedregosos por las rocas de diente perro, que abunda en el lugar.

Con las primeras cosechas tocaron a las puertas de sus vecinos, brindaron los frutos, las plantas medicinales para las dolencias leves y los caldos elaborados con sus gallinas. Con las nuevas leyes de otorgamiento de terrenos ampliaron sus parcelas y enseñaron a la vecindad a cultivar para el autoabastecimiento y fomentaron en los jóvenes hacer del trabajo un modo de vida.

Entonces los vecinos conocieron que esa familia llegó del Oriente del país, con un niño enfermo que necesitaba de especialistas de la capital, convivieron con familiares y amigos en varios lugares de la Habana hasta plantar un organopónico que resultó ser de referencia nacional y por sus méritos alcanzados recibieron la casa para vivir.

Desde entonces, la casa de ventana con cristales se convirtió en la morada del barrio, allí se entregan conocimientos agroecológicos y el cariño para la colectividad.

sábado, 15 de junio de 2013

La zafra

Nuria Barbosa León, periodista de Granma Internacional y Radio Habana Cuba
Año 1970, amanecer de rutina en el campamento para movilizados al corte de caña de San Pedrito, en el municipio de Artemisa. El de pie casi de madrugada, la higiene entre sueños cansados, silencio por el cuerpo estropeado ante un esfuerzo físico de varios días, desayuno de leche en un jarrito de aluminio, formación para recibir las noticias en el matutino, informe de los resultados alcanzados por los movilizados, convocatoria a cumplir con la tarea de alcanzar los Diez Millones.
José MaceoEn el corte Máximo Rivero Frómeta, deslumbra por su destreza, alcanzada desde una niñez ligada a la caña en la finca Chapala, ubicada en la comunidad de El Salvador, provincia de Guantánamo.

El producto de la sacarosa brindó por mucho tiempo el sustento a una prole de diez hijos, quienes aprendieron a dar filo a la mocha, andar escasos de ropas y descalzos por las guardarrayas, beber el jugo de la caña como único alimento en el día, festejar la comida cuando se conseguía, dormir en hamacas y apilados en la casa de horcones de madera, techo de guano y piso de tierra.

Para él y su familia, la Revolución cumplió con un sueño, añorado, bendecido y necesario. En los primeros años todos los días hubo un discurso para aplaudir, una medida de cambio a celebrar, una tarea por cumplir, una jornada para acudir.

Las difíciles condiciones del campamento: literas en grandes naves bajo techo, duchas de agua fría en los alrededores, baño colectivo, comedor con bastante comida en bandejas metálicas y reuniones diarias, se alivian con los chistes diarios y la convicción de no ser un flojo o rajaó.

Un día, Máximo llega al campo y conoce que en la otra brigada cortaba Fidel Castro en una faena de trabajo voluntario. En un momento de receso para tomar agua, ve al Comandante entre un grupo de curiosos que deseaban entablar algún tipo de diálogo.

Se concentra en su tarea, y arremete la mocha a una feroz velocidad. Su deseo, derribar la mayor cantidad de caña para cumplir con la norma del día, lo antes posible, y ayudar en la contracandela a otra persona rezagada.

Siente la proximidad del líder de la Revolución, con el cuerpo sudoroso bajo el uniforme verde olivo. Entonces, no hubo tiempo que perder, el brazo subió y bajó sin cansancio, no hubo fatiga, no hizo falta otra consigna o frase. Su empeño: demostrar la seguridad en el triunfo.